Caleidoscopios Urbanos

Pobreza y «karaokes» del conocimiento en la Ecoregión Eje Cafetero

La informalidad y precariedad del empleo es una característica principal de la Ecoregión Eje Cafetero.

 

Por: Luis Fdo. Acebedo R

Las últimas mediciones sobre empleo, pobreza y desigualdad realizadas por el DANE y el PND, muestran una triste y preocupante realidad para la Ecoregión Eje Cafetero. Manizales tiene el 45.4% de su población en condiciones de pobreza y 11.7% en pobreza extrema. Pereira, tiene 42.8% y 8.7% respectivamente. Manizales refleja la situación más crítica de las 13 principales ciudades colombianas evaluadas. Su situación en todo caso es similar al promedio nacional, lo cual no es propiamente un signo de consuelo.

Desde el punto de vista del desempleo, la situación no es menos alentadora. Los indicadores de mercado laboral del DANE en los primeros meses del año (enero-marzo) muestran a las ciudades principales de la Ecoregión punteando también en tasa de desempleo. Pereira con un 22%, Armenia 17.7% y Manizales 17.6%. En general, podría decirse que desde el año 2001 estas cifras no cambian significativamente. Y eso es precisamente lo más preocupante de todo porque estamos hablando de una década perdida, o lo que es lo mismo, de un problema estructural en la generación de empleo productivo.

Casi nada se ha dicho en la región sobre estos datos tan escalofriantes que deberían ser motivo de una profunda reflexión y análisis por parte de los expertos y la academia en general. Quizás porque los medios nos tenían adormilados con un optimismo que nos mostraba un panorama de pesebre navideño en donde el “empuje de nuestra raza” y los “magníficos” indicadores de competitividad, como aquel de ocupar los primeros puestos en facilidades para hacer negocios, nos hacían pensar que habíamos entrado en una senda de progreso irreversible. En efecto, según las últimas encuestas del Doing Business para Colombia (2010), Manizales ocupa el primer lugar en el país para hacer negocios, Pereira el tercero y Armenia el séptimo. En Armenia se requiere solo un día para abrir un negocio, en Pereira dos y en Manizales tres.

Pero finalmente ¿qué significa que la región sea la primera en posibilidades de hacer negocios según las demandas del mercado globalizado y a su vez los primeros en pobreza y desempleo? En nuestra opinión, se trata de una contradicción entre el modelo de desarrollo y las realidades socio-productivas de la región. En efecto, nuestros gobernantes han sido mucho más diligentes en crear oportunidades de negocio para los inversionistas extranjeros que para los empresarios locales. Por eso las dinámicas más importantes están en la apertura de los llamados call center, las zonas francas, los parques temáticos, los nuevos hipermercados y comercios de grandes superficies, la especulación inmobiliaria en las ciudades con megaobras o macroproyectos de grandes costos y pocos impactos en la generación de empleos fijos, los estímulos a la producción de biocombustibles de exportación con plantas exógenas como la higuerilla, etc.

Esta circunstancia ha ocasionado que ni se atraigan empresas en la cantidad y calidad que se requiere, ni se generen nuevas empresas. Y las existentes se mantengan en el filo de la navaja, sujeto a los vaivenes de la economía mundial o a las crisis producidas por las coyunturas políticas de los gobernantes de turno en el contexto latinoamericano, en donde los flujos de comercio son más dinámicos para la Ecoregión.

Este modelo ha fracasado después de más de una década de acciones en esa dirección. Su detonante no está en la innovación como nuevo factor del desarrollo sino en lo que algunos autores (Puig, 2009; Ridderstrale y Kjell, 2003) han llamado el Karaoke del conocimiento, es decir, la habilidad para repetir o imitar descontextualizadamente un recetario de “fórmulas de éxito” cuyos “lugares de enunciación” poco o nada tienen que ver con las realidades nacionales, regionales y locales.

La opción de hacer un giro de la industria al comercio y los servicios como supuestos sectores de avanzada, está perjudicando seriamente la economía regional de base real por otra cuyos fundamentos están en la inversión extranjera, en mercados altamente volátiles e inestables y en la destrucción constante de empleo manufacturero.

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