Caleidoscopios Urbanos

Arquitectura y Fotografía: Miradas caleidoscópicas sobre la ciudad (I)

Foto Acebedo. Ciudad Iluminada. 2008.

 

A propósito de la muestra “Fotografía, Manizales” que se inaugurará el 12 de noviembre de 2009 en la biblioteca Orlando Sierra del Ecoparque Los Yarumos en donde se seleccionaron temas alrededor del cuerpo, la arquitectura y la ciudad.

Invito a recorrer esta muestra que se desarrollará también en la Torre de Estancias y la Escuela de Arquitectura y Urbanismo de las sedes Central y El Cable de la Universidad Nacional, el Centro de Museos y la Imagoteca de las sedes Palogrande y Central de la Universidad de Caldas.

 

Por: Luis Fdo. Acebedo R.

Todas las ciudades tienen un color dado por el juego de luces y sombras que se encuentran en el tiempo y en el espacio. Decía Le Corbusier “la arquitectura es el encuentro de la luz con la forma”. Precisamente, la fotografía nació con la arquitectura cuando sus inventores buscaron demostrar la apertura de nuevas posibilidades pictóricas y paisajísticas al capturar en un abrir y cerrar de la luz, las perspectivas geométricas del espacio citadino que el renacimiento había logrado expresar a través del dibujo.

La velocidad de la vida urbana en la ciudad casi siempre obnubila la percepción de los cambios cromáticos en las fachadas de los edificios o en los objetos que abren o cierran las perspectivas urbanas. La fotografía detiene el espacio y neutraliza el tiempo para revelarnos un caleidoscopio de tonalidades y texturas que re-crean la ciudad o sus fragmentos, como una escenografía cambiante, fugaz, efímera. Cuando esto sucede, la arquitectura se ha vuelto lugar porque contiene un lenguaje, un acontecimiento o una acción, conjugados en pasado, presente o futuro. Y la fotografía encuentra su razón de ser porque nos deja impávidos y deslumbrados con la captura perenne de un instante vivido.

Las fuerzas motoras de la arquitectura y la fotografía

Tiempo, espacio, movimiento y técnicas son las fuerzas motoras que dinamizan la arquitectura y también la fotografía. Aquí está el nuevo espacio cuatridimensional que articula el espacio físico con el virtual y lo transforma en un espacio de flujos y de redes. Luces y sombras, fragmentos y tonos cromáticos hacen parte de las miradas o giros caleidoscópicos que hacemos cotidianamente para fijar el espacio en nuestra retina. Pero no siempre lo logramos, a veces, debemos acudir a la fotografía para re-tener y transformar aquellas imágenes que el espacio-tiempo efímero y fugaz no permite disfrutar. Quizás ésta sea una de las diferencias más notorias entre arquitectura y fotografía, el carácter efímero de esta última, aunque algunas expresiones contemporáneas de la arquitectura ya han relativizado esta idea al incursionar en las espacialidades de algunas artes como el teatro de la presentación, o en las grandes ferias y exposiciones internacionales o en los parques temáticos, entre otros, en donde el espacio arquitectónico deviene fragmento.

Dice Alex Maclean (2003) en “la fotografía del territorio”:

“La imagen en perspectiva de la ciudad sería como la inscripción utópica, es decir, del no lugar en espacios reales, los de los albúmenes de mapas y su circulación entre los hombres, pero esta inscripción se efectuaría bajo la forma de la virtualidad o, mejor dicho, de un lugar virtual, que los hombres ocuparán muy pronto”.

Qué nos anuncia Maclean?. ¿Que en muy poco tiempo conquistaremos la virtualidad de la geografía aérea y cambiaremos la línea del horizonte por la vista de pájaro para elaborar nuevas construcciones geométricas y pictóricas?. De hecho, ya estamos ahí. Las tecnologías GPS nos muestran nuevas representaciones espaciales de carácter virtual con las cuales tendremos que familiarizarnos cada vez más. O qué decir de esas fotografías cúbicas de las ciudades que nos permiten tener unas panorámicas interactivas de 360 grados hacia los lados, abajo y arriba con sólo mover el mouse de un computador. Todas estas experiencias transforman por completo el sentido de límite que hasta ahora teníamos, pensando que había un principio y un fin. Tal vez, ahora debemos hablar de un continuum, de un conocimiento dado por los ires y venires de una incesante búsqueda de verdades relativas.

Continúa….

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