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Sobre la Sostenibilidad del Paisaje Cultural Cafetero -Algunas reflexiones en torno a la dinámica de los sistemas sociales y los paisajes culturales-

Inventar el hombre es, inventar al porvenir. E inventar el porvenir es inventar nuevas formas de vida a partir de la comprensión de nuestros paisajes. La imaginación de los paisajes es, por ello, el dominio por excelencia de la planificación de los paisajes, esto es, de la planificación del futuro

Pierre Dansereau[1]

Juan David Céspedes Restrepo
Administrador Ambiental
Estudiante Maestría en Hábitat
Universidad Nacional de Colombia -Sede Manizales-
 
Panoramica del PCC hacia el valle del Cocora -Salento-.
Juan David Céspedes, 2011

 El creciente interés frente a los temas de desarrollo regional que ha despertado el territorio conformado por cuarenta y siete municipios que hacen parte de los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío y Norte del Valle; y que hoy, gracias al reconocimiento de la UNESCO ha sido declarado patrimonio mundial de la humanidad[2], representa una oportunidad estratégica de reformular  los procesos de configuración que le han dado origen, como vía para la construcción colectiva de un modelo territorial endógeno, nacido a partir de las características sociales, económicas, culturales, y biofísicas propias del contexto. Este hecho resulta irrefutable no sólo al interior de los escenarios académicos de reflexión/discusión y los espacios institucionales que impulsaron su reconocimiento por parte de la UNESCO, sino también dentro de la comunidad cafetera, y en menor medida, en algunos grupos de personas que día a día, siguen participando en la construcción de este territorio.

El cultivo del café, que según el Centro de Estudios Regionales Cafeteros y Empresariales -CRECE- tuvo su inició hace aproximadamente 150 años[3] [2005. citado por Pinzón y Gil, 2011. p. 115], trazó la forma y función de las laderas en el territorio mediante el desarrollo de mecanismos propios de producción adaptados a la morfología y características únicas del mismo. La identidad creada con base en este proceso productivo ha tenido desde entonces el reconocimiento tácito de la tradición cafetera como elemento central del paisaje y determinante de las relaciones entre el territorio y sus habitantes. Las practicas e imaginarios en torno al proceso productivo del café, han adquirido luego de la declaratoria de la UNESCO una importancia especial como ejes articuladores tanto de las políticas de ordenamiento territorial, como también de los procesos regionales de desarrollo.

Finca Cafetera -Alcalá-.
Juan David Céspedes, 2008

No obstante pese a las fortalezas presentes en el territorio (representadas no sólo por el reconocimiento de la UNESCO y el interés gubernamental que despertó; sino también por atributos como el atractivo turístico, la complementariedad funcional entre las capitales de los departamentos que lo conforman, entre otros), existen al interior de mismo situaciones que amenazan su capacidad de consolidarse regionalmente de manera sostenible. Información socioeconómica, como la que aporta el Índice de Desarrollo Humano y el Índice de Calidad de Vida, revelan que durante la última década no se han presentado incrementos significativos en el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de la región (Red Alma Mater, Universidad Tecnológica de Pereira, 2011) [4].

Esta situación, que a simple vista aparece como un problema de poca relevancia, es particularmente importante en términos de la sostenibilidad del Paisaje Cultural Cafetero, ya que en principio los paisajes culturales son como menciona Saver [1925. Citado por Rincón, 2011. p.3]: “El resultado de la acción de un grupo social sobre un paisaje natural (…) allí la cultura es el agente, lo natural el medio, y el paisaje cultural el resultado”. Esta afirmación implica por tanto, que las afectaciones en los sistemas sociales que hacen parte del territorio de un paisaje cultural, se encuentran relacionadas de manera íntima con éste, lo que se traduce en impactos directos sobre las condiciones del paisaje en sí, y sobre su patrimonio histórico y cultural. De acuerdo a esta hipótesis, los procesos encaminados a su conservación y fortalecimiento precisan como menciona Rincón (2011), la preeminencia de las dimensiones sociocultural e histórica, articuladas en pro de que las condiciones humanas, el uso de los recursos y la capacidad de carga se puedan mantener a perpetuidad.

Este hecho es principalmente importante, y exige ser revisado a profundidad, dado que un gran número de procesos sociales se abordan únicamente desde los elementos económicos que los configuran, lo que da lugar a intervenciones centradas en el crecimiento económico, pero que desconocen los imaginarios sociales y la cultura que configura la relación entre los grupos humanos y el territorio que habitan. Este tipo de procesos “desarrollistas[5] impiden la preservación de los valores culturales y se oponen incluso al carácter natural de la economía en sí, la cual de acuerdo con Nicholas Georgescu-Roegen [1971; citado por Toledo, 2006. p.7], tiene por objeto “contribuir a la creación de un bien inmaterial: La felicidad Humana (…); sin el reconocimiento de este hecho y sin la introducción del concepto de alegría de vivir en nuestro instrumental analítico, no podremos descubrir nunca la fuente real del valor económico, que es el valor que la vida tiene para cada ser vivo”.

Sistema Productivo en una Finca Cafetera -Alcalá-.
Juan David Céspedes, 2008

Los procesos de fortalecimiento y consolidación para la sostenibilidad del Paisaje Cultural Cafetero, no deben por tanto ser abordados unidimensionalmente a partir del discurso “desarrollista” ni a través de la formulación de estructuras territoriales rígidas. Por el contrario dada la importancia de los sistemas sociales humanos, es preciso comprender que la aproximación a éstos no puede realizarse de manera estática o lineal debido al dinamismo y la alta complejidad que los caracteriza (Maldonado, 2003).

Para el caso específico del Paisaje Cultural Cafetero, la complejidad mencionada anteriormente es incluso mayor como consecuencia de la escala espacial del mismo. Este aspecto debe ser igualmente considerado con cuidado para poder identificar situaciones que pongan en riesgo la sostenibilidad del territorio, ya que como explican Rodriguez y Osorio (2008) “es grande el número de amenazas que pueden afectar a un paisaje cultural demasiado extenso”, y éstas, aunque se centran en los factores sociales que determinan la posibilidad de preservación de su identidad, también se relacionan en menor medida con la sostenibilidad de los recursos naturales de base, y las vías para su manejo. Este hecho, pone en evidencia también como explica Edgar Morin [2002. citado por Toledo, 2006], la realidad antroposocial de los sistemas naturales y la realidad biofísica de los sistemas culturales como un complejo entramado de relaciones de doble vía.

Es por estas razones que el fortalecimiento regional sostenible del Paisaje Cultural Cafetero necesariamente debe partir de la resignificación de los habitantes que lo han configurado a lo largo del tiempo, especialmente aquellos que se encuentran relacionados de manera directa con la tradición cafetera. Esta resignificación debe partir del contexto e incluir entre otros elementos la reivindicación de las economías locales y regionales en torno al café -entendidas estas economías desde la búsqueda del bienestar y la plenitud-, por medio de la acción estratégica centrada en las relaciones de doble vía entre los sistemas sociales y las funciones naturales del territorio. Adicionalmente, se debe recordar que la complejidad implica por sí misma dinamismo, lo que significa en términos del territorio cafetero, flexibilidad en las estructuras, las formas y las funciones del paisaje; y se opone a condiciones y relaciones regionales estáticas.

Bibliografía

Maldonado, Carlos Eduardo. (2003). Marco Teórico del Trabajo en Ciencias de la Complejidad y Siete Tesis Sobre la Complejidad [Versión digital .pdf]. Revista Colombiana de Filosofía de la Ciencia, Vol 4, No. 8-9. pp. 139-154. Recuperado el 14 de agosto de 2012; Redalyc, Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal:
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=41400904
 
Pinzón, Gustavo. Gil, Luis Carlos. (2011). El Paisaje Cultural cafetero en el contexto de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial. Revista La Redvista; No.2 Enero-Junio de 2011. pp. 107-119. Sello Editorial Alma Mater; Pereira.
 
Red Alma Mater. Universidad Tecnológica de Pereira. (2011). Línea de Base de la Ecorregión Eje Cafetero. Pereira: Universidad Tecnológica de Pereira.
 
Rincón, Fabio. (2011).Paisaje Cultural Cafetero: Aspectos Teóricos y Metodológicos de una Experiencia Práctica. Boletín Ambiental del Instituto de Estudios Ambientales -IDEA-. No. 98, Julio de 2011. Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales; Manizales.
 
Rodriguez, Diana María. Osorio, Jorge Enrique. (2008). Sistema Patrimonial Paisaje Cultural Cafetero Modelo cartográfico para la delimitación de la zona principal y buffer. [Versión Digital .pdf]. Jorge Enrique Osorio y Alvaro Acevedo (Ed.), Paisaje Cultural Cafetero –Risaralda- Colombia (1era. ed., pp.23-69). Pereira: Universidad Católica Popular del Risaralda: Universidad Tecnológica de Pereira. Recuperado el 15 de agosto de 2012; Red Alma Mater, página web oficial:
http://www.almamater.edu.co/sitio/Archivos/Documentos/Documentos/00000065.pdf
 
Toledo, Alejandro. (2006). Hacia una Nueva visión de la Relaciones entre el Agua, el Hombre y el Paisaje [Versión digital .pdf]. Gaceta Ecológica- Instituto Nacional de Ecología, No. 078. pp. 5-10. Recuperado el 10 de agosto de 2012; Redalyc, Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal:
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=530907801

[1] En Toledo, 2006. p.9
 
[2] El territorio fue declarado patrimonio bajo la denominación de Paisaje Cultural Cafetero.
 
[3] Según la información aportada por este estudio, las primeras plantaciones de café comerciales en el área del paisaje cultural cafetero fueron establecidas entre 1861 y 1865.
 
[4] Para los Departamentos que conforman el Paisaje Cultural Cafetero el Índice de Desarrollo Humano [IDH] se encuentra cerca del 0,77 y el Índice de Calidad de Vida presenta un valor promedio de 80.
 
[5] El autor utiliza el término con fines de describir los procesos de desarrollo de naturaleza hegemónica que niegan las características propias del contexto y que se centran únicamente en el crecimiento económico. El término parte del discurso de desarrollo expuesto por Lauchlin Currie en el informe Operación Colombia (1960).
 
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