En nuestro reciente viaje a Europa, traté de dejar mi libro «Espejos de Ciudad» en la casa de todos los amigos que nos recibieron con inmenso cariño y generosidad. Desafortunadamente no pude lograrlo porque el peso de cada libro implicaba el pago de sobre costos en las aerolíneas. De manera que un ejemplar del libro fue quedando en cada ciudad hasta que se agotaron -muy rápidamente- las existencias. Lo que nunca pensé fue recibir comentarios de mi libro, y mucho menos tan pronto. La opinión de Héctor Sabogal, quien ha publicado varios libros de poemas, relatos y teatro en Bilbao, España, me llenó de emoción. He conquistado el viejo continente y dejado una pequeña huella que seguramente se concretará en una visita a Colombia y a Manizales, para constatar mi visión de esa ciudad llena de contrastes, sabores y sinsabores. Espero que así sea.
Por Héctor Sabogal
Lingüista y profesor de lengua castellana.
Apreciado Lucho:
He concluido la lectura juiciosa de tu libro «Espejos de ciudad» y tengo que decirte que, a pesar de ser un gran reto para mí, lo disfruté muchísimo. Lo disfruté por el equilibrio bien logrado entre texto académico y texto literario, donde la presencia de postulados intelectuales, reflexiones científicas, históricas, económicas, legislativas y culturales no riñeron con la denuncia ciudadana y profesional, ni con la divulgación de experiencias y propuestas como fundamento para la construcción de una ciudad más amable y una sociedad más digna; eso sí, sin dejar de lado, o mejor, acompañado todo ello de la creación artística, donde se expresan el escritor, el periodista, el poeta, el fotógrafo y el soñador.
Tu libro lo disfruté en demasía porque me dio la posibilidad de visionar, desde otras disciplinas del saber y la praxis (arquitectura, urbanismo), ese anhelo humano de vivir en sociedades más evolucionadas, en donde el desarrollo no implique la negación de la historia y la cultura, ni mucho menos la exclusión, la injusticia social o el daño a la naturaleza. Es un verdadero caleidoscopio tanto de la realidad, como de los anhelos y los errores de quienes nos denominamos urbanitas.
Tu libro no es de arquitectura ni sobre urbanismo; es de humanidad, de convivencia, de coexistencia; de una búsqueda incansable por construir y/o mantener espacios dignos para el encuentro entre los seres humanos, la realización personal y la búsqueda de la felicidad. Tu libro es la semilla del maní que germina, es también el fruto que alimenta, el maní que genera progreso, pero también el maní que conserva recuerdos y que se llena de aspiraciones y que es crítico y propositivo ante los retos de su futuro. Tu libro justifica por qué Manizales se debate entre los dulces y salados de su ancestral y bello nombre.
Cuando por fin los visite, ya hablaremos del síndrome de la rana hervida, del CVY, del VIS y el VIP, del POT, el MOT y el CIC, en fin… y visitaré algunos de esos lugares que señalas en la obra. Bueno, y conoceré a Maní, ese amor perruno dueño de gran parte de tu tiempo y tu espacio. Ah, esa metáfora final a manera de leyenda, y con protagonista canino, es de alta calidad literaria y cierra perfectamente la idea que tienes de ciudad-espejo como espacio revitalizador y auténticamente moderno.
Gracias por permitirme conocer tu obra y, con ella, tu gran espíritu humano.
Acebedo Restrepo, Luis Fernando. (2022). Espejos de Ciudad. Bogotá. Ed. La Esfinge.