Diana Ligia Gómez Tatis[1]
Vivimos en Colombia momentos de gran trascendencia en la vida social, política y económica del país.
Por una parte la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo, del actual gobierno, el cual definirá el modelo de desarrollo pertinente para satisfacer las necesidades y expectativas de la ciudadanía y las estrategias que capitalicen el patrimonio cultural, ambiental, social y productivo del país. Por otra parte, el debate actual de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial-LOOT que posibilitaría disponer de instrumentos adecuados para la planificación del desarrollo.
Estas dos circunstancias se constituyen en la oportunidad para que el país adecue las políticas de cada gobierno a las necesidades del Estado Colombiano en materia de Ordenamiento Territorial, que es la razón de ser de la LOOT.
Se trataría de encontrar un nuevo algoritmo que permita armonizar formas de progreso, convivencia y gobernabilidad legítimos y duraderos del Estado-Nación, al unísono de nuevas aspiraciones sociales, políticas y a nuevos referentes de desarrollo, conservando la unidad en medio de la diversidad étnica, lingüística y cultural del país. Así mismo se busca dar respuesta a la problemática derivada de la actual situación política administrativa que se traduce en un desgaste del centralismo operante, que favorece factores de inequidad social, conflicto armado, deterioro ambiental y exclusión de amplios sectores de la población. (González, 2003)
Si bien la Carta Política del 91 trata de dar respuesta a estas aspiraciones sociales y políticas al posibilitar la descentralización como proyecto estructurante del Estado a niveles intermedios del gobierno, lo indicado sería si a estos niveles intermedios resultantes de la estructura descentralizada del Estado se les dota de las necesarias instituciones, competencias, recursos y atribuciones jurídicas para dirigir la acción local a propósitos de interés común a diferentes escalas y relaciones, tanto en sentido vertical como horizontal (Becerra, 2005).
Lo anterior por los resultados del proceso de reconstruir el nivel intermedio del Estado en los últimos veinte años en el que se toma al municipio como unidad base de la descentralización y la construcción social e institucional del país, sin los debidos ajustes en otros niveles del gobierno, lo cual generó un desequilibrio estructural, un municipio próspero, un departamento en decadencia y falta de armonización entre ellos (Becerra, 2005).
En este sentido nos preguntamos ¿Que aporte hace el actual proyecto de Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial en materia de fortalecimiento de los niveles intermedios y de ordenamiento territorial?
Por un lado, la LOOT promueve Regiones Administrativas y de Planeación-RAP, en consonancia con el artículo 306 de La Carta Política, mediante la unión de dos o más Departamentos, con la posibilidad de conformarse en ente territorial. El problema que resultaría en esta vía reside en la generalización para la conformación de regiones por fusión entre departamentos, que en el caso de la descentralización el tamaño resulta relevante al intentar trazar una geografía acorde a un proceso de desarrollo, lo que podría conducir, en vez de descentralizar, a una recentralización, poniendo en riesgo aspectos de buen gobierno, democracia, liderazgo y desarrollo local. (Becerra, 2005).
Por otra parte el capítulo III del proyecto de LOOT propone “Esquemas asociativos de entidades territoriales”. Lo relevante de esta propuesta está en la apertura hacia una nueva política de reordenamiento territorial en los distintos niveles de descentralización, lo que podría favorecer nuevas dinámicas desde microterritorios, los cuales en el marco de uno o varios entes territoriales con fuertes impulsos tanto del sector público como el privado, pueden conducir a renovados procesos de desarrollo y crecimiento económico. (Becerra, 2005)
A partir de la anterior reflexión se propone:
1. Unidad de enfoque en el concepto de desarrollo. El concepto de desarrollo territorial que asume la LOOT se limita a un desarrollo meramente “socioeconómico y ambientalmente sostenible”, omitiendo la centralidad del desarrollo como un derecho humano orientado a mejorar el bienestar, la dignidad y la calidad de vida de los ciudadanos, lo cual pasa por el desarrollo humano integral, la inclusión social y territorial
2. Crear las regiones con impacto nacional con sus respectivas rutas instrumentales, metodológicas y de recursos como ente territorial conformadas por esquemas asociativos de entidades territoriales con el propósito de fomentar nuevos liderazgos necesarios.
3. Redistribuir las competencias y definir los servicios, obras y funciones de los distintos niveles intermedios actuales, con las autonomías necesarias y los mecanismos de armonización entre ellos y el alto gobierno.
Finalmente las regiones como están concebidas en la Constitución son una alternativa interesante si se conforma por esquemas asociativos de entidades territoriales, para lo cual resulta necesario fortalecer los niveles de descentralización del estado para que las nuevas territorialidades y los nuevos referentes de desarrollo, en el marco de la globalidad generen las dinámicas necesarias para un desarrollo humano integral sostenible con visión de región.
Bibliografía
Becerra, A. H. (2005). Antes y mas allá de las Regiones Políticas. Colombia regional: Alternativas y estrategias, Bogotá Universidad Externado de Colombia y Konrad Adenauder Stinftung , 11.
González, L. M. (2003). Pensar el Territorio: los conceptos de ciudad-global y región en sus orígenes y evolución. Serie Gestión Pública – Instituto Latinoamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social (Ilpes) , 52.
Rodríguez, J. R. (Agosto de 2010). El desarrollo como derecho. Elementos para una teoría del desarrollo territorial . Manizales: Artes gráficas Tizán.
Ministerio del Interior, (2007). Constitución Política de Colombia. Bogotá: Grupo Editorial Nueva Legislación.
Ministerio del Interior, (2010). LOOT Bogotá.
[1] Administradora de negocios, especialista en Gerencia Financiera, aspirante a Magíster en Desarrollo Regional y Planificación del Territorio, UAM, Manizales.
Este texto fue elaborado bajo la orientación del profesor Luis Fernando Acebedo Restrepo, responsable del seminario “La ciudad y sus dinámicas urbano-rurales” de la III Cohorte de la Maestría en Desarrollo Regional y Planificación del Territorio de la Universidad Autónoma de Manizales, 2010.