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REFLEXIÓN ACERCA DE LA PERCEPCIÓN DEL HÁBITAT Y EL TERRITORIO DESDE LA MÚSICA AFROPACÍFICA Y AFROCARIBEÑA

Por: Alexander Paruma
Geógrafo
Estudiante Maestría en Hábitat
 
“Esta casa que yo hice
Pasando tanto trabajo
tiene piso guayacán
y paredes de chachajo
esta casa la hice yo
con amor y sacrificio
pero el barrio está de fiesta,
he invitado a mis amigos
hoy, la vamos a tumba”
Canción: La vamos a tumbar. Grupo Saboreo, 2000)
 

“La vamos a tumbar”, es como se titula una de las canciones del folclor del pacífico colombiano, interpretada por el grupo chocoano Saboreo. Nos habla precisamente en su letra de ese importante lugar llamado casa, que sin ser el todo del hábitat, si es algo fundamental a la hora de reflexionar sobre este término. En dicha interpretación musical podemos hacernos a una clara idea del paisaje y ante todo de lo que representa la casa para los habitantes de esta apartada región de nuestro país, sin desconocer claro está, la importancia que para el resto de los mortales también lo representa; si no fijémonos en el sueño generalizado de la población de tener su propia casa, sueño que nos lo recuerdan a diario las innumerables vallas publicitarias dispersas en las ciudades donde se oferta una gran variedad de casas y apartamentos.

Este currulao hace parte de la extensa gama de ritmos afrodescendientes propios de las comunidades negras asentadas en el pacífico colombiano; el cual deja entrever desde los distintos materiales con las que fueron construidas las casas, hasta los factores culturales y socioeconómicos que las circundan, en la medida en que el hecho de tumbarla y celebrar dicho acontecimiento nos habla más que de un posible abandono de dicho lugar. Efectivamente es el mensaje oculto que expresa esta canción, reconstrucción de la casa con materiales diferentes a los que inicialmente la constituían. Hecho que genera una serie de interrogantes acerca de los factores económicos, políticos, culturales, físicos etc. que impulsan las nuevas dinámicas de construcción,  ya sean urbanas o rurales.

 «Esta es mi tierra bonita
que embriaga mis sueños
con tantos parajes
y al desprevenido horizonte
en cualquier momento lo vuelve paisaje
Esta es mi tierra bonita
jardín que brotó de la naturaleza
riendo entre dos cordilleras
que celosas protegen mi tierra preciosa
Y quedó oliendo a café
quedó sabiendo a guarapo
con rico sabor de caña
el Cauca dejó la montaña».
(Canción: Mi Valle del Cauca. Grupo Niche, 1988.)
 

Otro de los ritmos que nos invita a reflexionar sobre el hábitat y el territorio y todo el universo temático que estos encierran, tales como la problemática socioeconómica, las relaciones hombre-medio, por nombrar sólo algunos, es el género conocido como la salsa; ritmo que al son de las maracas, congas, clave y campana, entre otros instrumentos, describe mucha de la realidad de la región latinoamericana y pone de manifiesto los apegos sentimentales que se establecen entre los seres humanos y el medio que ellos habitan. Ejemplo fiel de estas aseveraciones son varias de las interpretaciones de agrupaciones como el Grupo Niche en nuestro país, en donde su director de origen chocoano, Jairo Varela, le dedica varias de sus canciones a su segunda tierra natal el Valle del Cauca y especialmente a la ciudad de Cali, describiendo sus paisajes tanto naturales como culturales. Canciones como: Cali pachanguero, Cali ají, Del puente pa´alla y mi Valle del Cauca se convierten en verdaderos símbolos músicales que profundizan las raíces territoriales de los habitantes de esta región y proporcionan de alguna manera, a los que no lo son, un mayor conocimiento de sus paisajes y cultura.

«De allá arriba se ve un río También se ve un platanal
Se divisa un cafetal Y más arriba un bohío
Pero todo está vacío Sólo se escucha el ladrar
De un perrito blanco y negro que no pudieron llevar
Se marcharon los Rodríguez No se sabe para dónde
Dejaron su terruñito Se fueron del monte».
(Canción: Los Rodríguez. Conjunto clásico, 1979)
 

La nostalgia de abandonar el terruño se deja sentir a la hora de escuchar la canción titulada «Los Rodríguez” del Conjunto Clásico, otro tema a ritmo de salsa en el cual su letra nos lleva a reflexionar sobre un fenómeno muy común como es el del abandono, por una u otra razón, de las tierras del campo por parte de sus habitantes; y en la mayoría de los casos este abandono tiene como destino final las zonas urbanas y con ello el desencadenamiento de toda una problemática que va desde el crecimiento desmedido y la construcción en lugares no aptos,  hasta la perdida de la cultura campesina.

http://elpuntodelasalsa.over-blog.es/article-cd-variados-vol-3-81306301.html

No sólo en la letra de esta canción se puede identificar la nostalgia y melancolía que representa el deshabitar sino que también en la imagen impresa en la caratula de su álbum.

Sin duda alguna el repertorio salsero es interminable, lo importante de esta pequeña muestra es resaltar las representaciones espaciales que se desglosan a través de las distintas vivencias y percepciones, convirtiendo así los espacios en lugares y el medio en paisaje. Al respecto Gómez (1994) planea «Por paisaje entendemos aquí la percepción del medio a partir de la expresión externa de éste. El medio se hace paisaje cuando alguien lo percibe». Valorar el paisaje se convierte entonces en una valoración de quien lo percibe, es decir, del sujeto que habita un determinado territorio y que con toda su carga emocional pasa a hacer elemento fundamental a la hora de pensar en un ordenamiento del territorio, sobre todo hoy en día cuando el paisaje de calidad es más escaso, el mismo Gómez manifiesta que «el paisaje de calidad es escaso, también resulta obvio, porque obvio es el hecho de la depredación del paisaje por actividades de muy diversa naturaleza y de magnitud creciente: Urbanización, infraestructura de todo tipo, agricultura intensiva, minería, depósitos de residuos, etc.»

«Que lindos son los palmares
de mi cuba bendecida
el extranjero lo admira
que bonitos sus paisajes
arrogante sus palmares
y sus ríos caudalosos
allí todo era reposo
y se aliviaban pesares».
(Canción: Junto al cañavera, Guillermo Portabales, 1967)
 

La guajira, un estilo cubano de música campesina, nos invita a través de uno de los representantes más importantes de este estilo musical, como lo fue Guillermo Portabales, a explorar las características del paisaje antillano, con sus letras y al son de una guitarra logró mostrar al resto de Latinoamérica y al mundo entero la sencillez de la vida campesina y el amor a su territorio. Cañaverales, ríos y palmares son tan sólo algunos de los elementos naturales que se resaltan en sus canciones.

«Santa Bárbara bendita
para ti surge mi lira
Santa Bárbara bendita
para ti surge mi lira
Y con emoción se inspira
ante tu imagen bonita
Que viva changó Que viva changó»
(Canción: Que viva chango. Celina y Reutilio, 1948)
 

Por su parte a ritmo de guarachas, son antillano y son montuno, agrupaciones como Celina y Reutilio destapan en muchas de sus interpretaciones el sincretismo cultural y religioso que caracteriza al territorio antillano, producto de la llegada de colonizadores europeos a tierras americanas y el desembarco, luego de un gran número de esclavos traídos desde tierras africanas, que al relacionarse de alguna u otra forma con las comunidades asentadas inicialmente en estas latitudes enriquecieron el matiz cultural del territorio. Ejemplo claro son los ritmos afrocaribeños y afropacíficos aquí mencionados y las creencias que como la Yoruba o la Santería cubana  combinan la religión católica con los dioses u Orishas propios de las creencias religiosas africanas,  en la letra de la canción podemos ver cómo el dios Changó de los africanos se mimetiza o relaciona con la Virgen de Santa Barbará del santoral católico.

http://sobremanizales.blogspot.com/2010/04/el-sitio-web-del-tradicional-barrio.html

El arte, en este caso la música como manifestación interna del propio ser humano, se convierte en el espejo donde nos vemos reflejados a través de las diferentes épocas de la historia, y más aún, donde se plasman una a una aquellas emociones que nos generan ciertos lugares, permitiendo una visión más integral de los conceptos de hábitat y territorio  y abandonando interpretaciones a veces sesgadas o alejadas de la realidad. Se hace necesario entonces adoptar concepciones más amplias que tengan presente la  cotidianidad y donde el ser humano con toda su complejidad se vea representado. Al respecto se toma una de las interpretaciones que según Gordillo (2005) son adoptadas en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos, más conocida como Hábitat II, celebrada en junio de 1996 en la ciudad de Estambul, «hábitat, es un lugar espacial, físico e imaginario que permite el asentamiento geográfico de los grupos humanos para su desarrollo por medio de la vivienda, la ciudad y los territorios, y admite así mismo, significación y sentido en el individuo». Hábitat y territorio no son estáticos, ni en su representación teórica y mucho menos en su representación material, el cambio es algo constante que acompaña a estos conceptos.

La reflexión final nace entonces de la comparación del ayer con el hoy, del espacio habitado ayer con el espacio habitado hoy, partiendo del hecho de que cada una de las canciones expuestas en el artículo presenta su propia temporalidad y espacialidad; algunas más antiguas que otras, de décadas diferentes, de siglos distintos, de múltiples nacionalidades, estilos unidos por su origen, en este caso el africano. Canciones que al ser escuchadas dan pistas de un paisajes desaparecido parcial o totalmente, dan indicios de  problemáticas nuevas o acentuadas.

Quedan muchos interrogantes, dejo algunos para concluir: ¿Qué pasa con nuestra percepción del hábitat y el territorio hoy en día?, ¿La música moderna continua siendo el vehículo con el cual expresamos nuestros sentimientos hacia el lugar que habitamos?, ¿Cuál es el futuro del territorio y el arte en un mundo globalizado?

«Ayyy no se
ya no se ve la alegría
que acostumbrábamos ver
al nacer el nuevo día
en dónde está el reventón
en dónde están las poesías
que el abuelo en el balcón
cantaba todos los días
Ayyy no sé
qué ha pasado con mi pueblo
que se ha olvidado de Dios
pensando solo en dinero
dónde está el jibarito
que con su voz entonaba
un hermoso lelolai
cantándole a su patría».
(Canción: Todo ha cambiado. Orquesta la Cábala, 1979)

 

Bibliografía
Gómez Oreo,  Domingo. (1994). Ordenación del territorio. Una aproximación desde el medio físico. Madrid, España. Edit. Agrícola española S.A.
 
Gordillo Bedoya, Fernando.(2005). El hábitat: Mutaciones en la ciudad y el territorio. Consultado el 12 de marzo de 2012 de: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=39600308
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2 thoughts on “REFLEXIÓN ACERCA DE LA PERCEPCIÓN DEL HÁBITAT Y EL TERRITORIO DESDE LA MÚSICA AFROPACÍFICA Y AFROCARIBEÑA

  1. Alexander que buena reflexión, es muy intuitiva y deliciosa de leer.
    La música responde a lo que el entorno es, la gente simboliza su habitat a partir de la música, vuelve en iconos los paisajes y las costumbres, hay una canción de Nelson y sus Estrellas que me recuerda «tus montañas Carcas»

    Me gusto mucho y me gustaría recomendarte esta canción «de ahi soy yo». de Bersuit Vergarabat

    Atte: Williams Jimenez

  2. Alexander: Tu reflexión es muy pertinente en la búsqueda de nuevas y más complejas interpretaciones sobre hábitat y territorio a partir del lenguaje musical. Allí es posible develar la evolución de estos conceptos en un espacio-tiempo determinado.
    Creo que debes poner especial antención en el uso de la puntuación, en donde encontré varios problemas que intenté corregir.
    Luis Fernando

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