La Ciudad en la Prensa

Manizales y Curitiba

Rua XV de Novembro en Curitiba, totalmente peatonalizada en el centro de la ciudad.

Luis Acebedo, Profesor Universidad Nacional de Colombia

Desde hace tres décadas Curitiba se ha considerado como una ciudad espejo para Manizales por la transformación exitosa del sistema de movilidad, el urbanismo y la ecología, sinérgicamente conjugados en una estrategia de gobierno abierto basado en presupuestos participativos. Fue el arquitecto Jaime Lerner el inspirador y gestor de estas innovaciones en planeación urbano-ambiental participativa. Entre los años 70 y 90 pudo consolidarse este proyecto de ciudad convirtiéndose en referente de urbanismo ecológico para el mundo.

En Manizales, durante la década de los 90 se intentó adoptar una política pública basada en el desarrollo sostenible, denominada “Biomanizales”; sin embargo, las buenas ideas casi siempre mueren bajo el influjo de los intereses particulares de gobiernos municipales que llegan a pagar favores, impidiendo cualquier posibilidad de trascender políticas públicas en el tiempo. Quedan algunos “eco-parques” que prometían convertirse en reservas ambientales, culturales y recreativas, pero hoy reciben los ataques permanentes para su urbanización. Curitiba sí pudo adecuarlos, junto al rescate de las quebradas urbanas como corredores ecológicos, haciendo de ellos un gran pulmón verde para el disfrute de propios y extraños. Cada uno posee algunos valores simbólico-arquitectónicos que sirven de atracción para las gentes sin distingo de clase, apropiándoselos para su uso cotidiano.

Curitiba fue ejemplo de movilidad urbana para muchas ciudades de América Latina. Los sistemas de buses articulados con sus estaciones-burbuja y los buses alimentadores funcionando con una tarifa integrada, siguen operando bien, pese a que no ha diversificado su oferta de movilidad, a excepción de la ampliación de la red de ciclorutas que cumple una importante labor complementaria. En algunos sectores céntricos, se está implementando el uso de carriles compartidos sobre ejes viales importantes, donde la bicicleta tiene mayor prioridad que el vehículo con velocidades que no pueden sobrepasar los 30 km/h.

Estaciones del sistema de buses articulados en Curitiba

Manizales, por el contrario, sigue aplazando la implementación de un sistema integrado de transporte con sus graves consecuencias en materia de congestión y contaminación de aire y ruido. Y del sistema de bicicletas y ciclorutas, ni hablar.

Otro de los asuntos ya prácticamente resueltos en Curitiba es la peatonalización de casi todo el centro de la ciudad. Esos bulevares llenos de flores, junto con el tradicional sistema de baldosines que les dan identidad a varias ciudades de Brasil, hacen de esos lugares, espacios de encuentro permanente y gran dinamismo comercial y social. El mito manizaleño de que sin accesibilidad de carros a las áreas comerciales no es posible garantizar buenas ventas queda desvirtuado totalmente. Son kilómetros de calles peatonalizadas y más de 30 manzanas comerciales sin contaminación vehicular que le dan a los habitantes y visitantes del centro la posibilidad de caminar en ambientes seguros.

Esta es otra asignatura pendiente en Manizales. La falta de intervención estructurada y sistémica sobre el centro histórico y tradicional, a través de un plan-centro, nos conduce a ser testigos indignados del deterioro progresivo del centro y sus bienes patrimoniales.

Peatonalización del centro histórico de Curitiba

Tal vez el punto más crítico en donde ambas ciudades se rajan en estas últimas décadas es en la provisión de vivienda social. Los estudiosos de Curitiba hablan de un déficit acumulado de unas 50 mil viviendas, para una ciudad de un millón ochocientos mil habitantes, mientras en Manizales esta cifra llega a las 6 mil unidades. La desigualdad social y el imperio de la especulación inmobiliaria y financiera están acabando con los valores asociados a la calidad de vida urbana. El precio del suelo se incrementa exponencialmente, a la par con la aparición de un mayor número de personas en situación de calle y familias en condición de pobreza extrema. En Curitiba sostienen que los especuladores aprovecharon la elevación de los precios del suelo generado por las grandes inversiones en bienes comunes y oferta ambiental de años anteriores. Esto puede ser cierto, aunque también se explica principalmente por la apropiación privada de la plusvalía urbana que limita su redistribución al conjunto de la sociedad.

En Manizales, la característica parece contraria; los especuladores inmobiliarios quieren ir por los pocos relictos de bosque para urbanizarlos, con falsos discursos ecologistas que ocultan los verdaderos retos que tiene la ciudad en materia ambiental y de disponibilidad de agua, donde está la verdadera riqueza colectiva del territorio.

Disponible en: http://www.lapatria.com/opinion/columnas/luis-acebedo/manizales-y-curitiba

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