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MACRO SAN JOSÉ: DOS MODELOS DE CIUDAD EN TENSIÓN

Palabras en el acto de lanzamiento del «Manifiesto por la reformulación del Macroproyecto San José» el 04 de Diciembre en el Salón Olympia del Teatro Fundadores en Manizales.

  • Señor Alcalde Jorge Eduardo Rojas.
  • Señores funcionarios de la administración Municipal.
  • Representantes del Concejo Municipal y de los organismos de control.
  • Compañeros de la Alianza ciudadana y universitaria por la Comuna San José.
  • Organizaciones sociales, gremios, ciudadanos.

El Macroproyecto de Interés Social Nacional de la Comuna San José ha sido uno de los proyectos que mayor interés ha despertado en la opinión pública nacional, departamental y local en los últimos años: Motivó un debate especial en la comisión V del Senado de la República, un foro conjunto entre la Asamblea Departamental de Caldas y el Concejo de Manizales, un foro académico y ciudadano durante un semestre denominado «Canelazo por la ciudad», varios cabildos abiertos impulsados por líderes sociales de la comuna e innumerables protestas ciudadanas. Todos a una, interesados en evaluar la profunda crisis de este macroproyecto y en proponer soluciones para enderezar su rumbo.

Las dos últimas administraciones municipales han participado en algunos de estos debates ejerciendo una defensa acérrima de este proyecto a pesar del desbarajuste institucional, la pésima gestión financiera, las alertas de los organismos de control público y la apertura de investigaciones administrativas, fiscales y penales. Desde el gobierno municipal los funcionarios insisten en que el proyecto va bien y que cumplen sus metas. Lo cierto del caso es que el Macroproyecto San José se redujo a cinco acciones puntuales y desarticuladas: Culminar la Avenida Colón, continuar comprando predios, construir el CISCO, hacer 1000 viviendas y ofrecer la zona mixta al sector privado mediante alianzas público-privadas. Más de lo mismo, aunque peor. La integralidad del Macro se volvió un asunto del pasado, o quizás piensan algunos, un embeleco de la ley 388/97. Ninguna de las metas propuestas por el Macroproyecto San José –excepto la continuidad de la amenaza de expropiación para facilitar la compra de predios- se logrará cumplir al finalizar el año 2013.

Los resultados son, por decir lo menos, dramáticos: Una inversión pública de más de 200 mil millones de pesos (la más alta de todos los macroproyectos del país y ninguna vivienda entregada), compra innecesaria de predios en zona mixta que agota los recursos para invertir en obra nueva que revitalice el sector y equilibre las finanzas, continuidad del desplazamiento intraurbano, construcción parcial y estancada de la Avenida Colón; y a finales de este año, es posible que se entreguen tan solo 24 apartamentos en el sector de La Avanzada.

No se requiere demasiada inteligencia para concluir que el MISN San José es un verdadero macro-desastre, con consecuencias sociales, humanitarias y de violación de los DDHH fundamentales, incluyendo el derecho a vivir dignamente en las áreas céntricas de la ciudad. ¿Cómo explicar esta situación?, y lo más importante, ¿cómo buscar alternativas?

Es evidente que lo que se haga o deje de hacer en la comuna San José impactará a toda la ciudad, para bien o para mal. Por San José pasa la posibilidad de consolidar o destruir el frágil tejido empresarial de la ciudad; allí se definirá el futuro de la seguridad alimentaria con la continuidad o no de la plaza de mercado y la superación o la perpetuación de la pobreza extrema de muchos manizaleños.

Paradójicamente, San José podrá o no convertirse en una alternativa para superar el déficit cuantitativo y cualitativo de vivienda en la ciudad. En la Comuna estarían puestas las esperanzas para recuperar y ampliar los equipamientos educativos de excelente calidad que demandan muchas familias que viven en las áreas peri-centrales. San José podría ser la oportunidad para incrementar la oferta de espacio público efectivo, contribuir a la recuperación ambiental de la ladera de la quebrada Olivares y ofrecer un gran parque recreativo y contemplativo para todos los manizaleños. San José podría demostrar que es posible combinar creativamente el desarrollo urbanístico de nuevos estándares con la financiación, protección y recuperación de la arquitectura de origen republicano existente en la Comuna y que amenaza ruina por la insensibilidad de los gobernantes.

San José podría ser modelo de gestión urbana democrática aplicando el concepto de plusvalía urbana redistributiva, es decir, orientada e elevar la calidad de vida de los más pobres de la Comuna, o por el contrario y como viene sucediendo, ejemplo de gestión urbana autoritaria bajo el modelo de aplicación de la expropiación por vía administrativa o judicial para beneficio privado.

Cuantos sueños de ciudad podríamos cumplir, cuánta justicia espacial se podría garantizar, cuantas deudas sociales podríamos cancelar, cuántas violaciones a los DDHH podríamos evitar. Y el centro tradicional, junto con el histórico, podrían convertirse nuevamente en orgullo y referente de todos los manizaleños.

Pero una cosa pensamos los académicos, los ciudadanos, los líderes cívicos y los demócratas en la ciudad y otra muy distinta los mandatarios y sus «alianzas público-privadas». Dos modelos de ciudad cada vez más distantes. La ciudad-humana o la ciudad-empresa, la ciudad que se construye con la gente y para la gente o la ciudad del infraestructuralismo que responde a los intereses del mercado inmobiliario y de las finanzas. Estos temas son los que deberíamos estar discutiendo en la reformulación del POT de Manizales.

Ahora que el mundo ha visto caer estrepitosamente ciudades otrora altamente prósperas e industrializadas como Detroit en EEUU o incluso ciudades emergentes productoras de software como Dublin en Irlanda, los expertos se preguntan ¿Por qué decaen las ciudades? Una respuesta contundente nos la ofrece Edward Glaeser (2011:95) cuando afirma que «Los fracasos de la renovación urbana expresan el fracaso a todos los niveles de gobierno para darse cuenta de que son las personas, no los edificios, las que de verdad determinan el éxito de una ciudad».

A Manizales han llegado muchos expertos urbanistas, planificadores estratégicos o exalcaldes con experiencias exitosas dignas de mostrar ante el mundo. El urbanista José Miguel Fernández Güell en 2010, el exalcalde de Quito, General Moncayo a mediados de este año y otros más. Todos nos han ofrecido ideas, pero ninguna de ellas se instrumentaliza en nuestra ciudad.

Precisamente José Miguel Fernández Güell, invitado por la Alcaldía de Manizales y el Comité Intergremial de Caldas plantea cuatro ideas fuerza: La primera, que los políticos desistan de hacer de la planeación estratégica una nueva forma de marketing político. La segunda, que se olviden de sus pretensiones de hacer del plan un instrumento económico para capturar rentas a costa del deterioro de la calidad de vida de las gentes y del medio ambiente. La tercera, que no sigan destruyendo el capital social con medidas autoritarias. Y la cuarta y última, que se logren acuerdos no sólo en las generalidades sino en los proyectos tangibles y concretos.

Cuatro criterios considerados como «amenazas» en la formulación de un plan estratégico, pero que en Manizales son ya realidades agobiantes y causa de la caída progresiva de todos los Indicadores de Desarrollo Humano locales y regionales. Pero estas recomendaciones cayeron en suelo árido en el núcleo del poder local pues sus intereses están claramente definidos en cómo encontrar nuevas fórmulas para hacer de la estrategia competitiva de los mercados la razón de ser de la gobernabilidad urbana. Es lo que algunos teóricos internacionales conocen como la «ciudad-empresa». José Miguel Fernández planteó que ha llegado la hora de trascender ese discurso para trabajar sobre tres dimensiones importantes: la equidad-habitabilidad, la sostenibilidad y la gobernabilidad.

Pero si los mandatarios no escuchan, amplios y crecientes sectores sociales, cívicos, académicos y ciudadanos sí lo estamos haciendo. Hemos preferido pasar de ser meros receptores de actuaciones públicas erráticas, carentes de planeación-gestión integral, a la búsqueda de alternativas y propuestas democráticas y de inclusión social. Dos procesos en el centro de la ciudad marcan la diferencia: la «Asociación Cívica del Centro Histórico» con su foro ciudadano por la recuperación del Centro Histórico orientado a buscar opciones al deterioro social y edilicio de este sector y la «Alianza Ciudadana y Universitaria por la Comuna San José» con la presentación del «Manifiesto por la reformulación del Macroproyecto San José» que da cuenta que existen otras maneras de intervenir la ciudad y las áreas céntricas, de suyo más democráticas e incluyentes. Y en esa dirección los ciudadanos debemos seguir avanzando para recuperar los sueños y, como los sugiere David Harvey (2007:226), volver a tejer las utopías del espacio con las sociales.

Señor Alcalde:

El macroproyecto San José a partir de hoy es un asunto de toda la ciudad y de sus ciudadanos. Continuaremos batallando con los instrumentos democráticos que nos da la constitución política para lograr su reformulación, bien por la vía de la protesta o por la vía de la propuesta. Y en último caso, acudiremos a los jueces de la república y a los organismos internacionales de DDHH para obligar al gobierno de la ciudad a cumplir la ley y a proteger el derecho a la ciudad con justicia espacial, así como lo han hecho diversos movimientos sociales en Colombia y el mundo.

En Manizales ya existe amplia jurisprudencia en este sentido en casos tan sonados como la plaza Alfonso López, el TIM, el Cable Aéreo Cámbulos-Villamaría, la recuperación ambiental del río Chinchiná y otras tantas decenas de sentencias judiciales que han fallado para que el gobierno municipal cumpla la ley y se comprometa a fondo con una política democrática de ordenamiento territorial.

Los ciudadanos seguiremos avanzando. Ahora usted tiene la palabra.

[1] Arquitecto, Magister y Doctor en Urbanismo. Profesor Asociado de la Universidad Nacional de Colombia.

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