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La planificación de escala intermedia o ¿La dictadura del territorio?

Por: Gonzalo Zuluaga López.

Estudiante de la Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo

Piezas Intermedias de Planificación en Manizales. Fuente: Secretaría de Planeación de Manizales

Piezas Intermedias de Planificación -PIP- de Manizales. Fuente: Secretaría de Planeación de Manizales.

La Ley 388 del año 1997 fue creada con el fin de definir elementos de control y regulación para el ordenamiento del territorio municipal y distrital y con este fin se definieron un conjunto de acciones político-administrativas que desde la óptica de la concertación  y definición de planes de desarrollo buscan emprender acciones de planificación física, disponen de instrumentos normativos para regular y orientar el desarrollo del territorio local bajo su jurisdicción e implementan la utilización y  transformación del  espacio físico de cada unidad político-administrativa. De esta manera las entidades locales o distritales, deben implementar la creación de un Plan de Ordenamiento Territorial (POT), de acuerdo con  sus potenciales morfológicos y de desarrollo socio-económico, en armonía con el medio ambiente y las tradiciones históricas y culturales.

La ley implementó instrumentos de planificación de escala intermedia que son complementarios del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), buscando dar una visión más integral para la gestión del territorio, tanto urbano como rural de la unidad municipal, ya que en esta escala de aproximación y de detalle se permite adelantar planes de gestión para hacer propuestas normativas y de uso del suelo facilitando la manera de poner en práctica los instrumentos de financiación requeridos que den soporte al planeamiento físico y garanticen el principio de reparto equitativo de cargas y beneficios.

La intensión de estructurar  por fracciones las distintas áreas del territorio urbano de las ciudades, es positiva desde la visión que busca adoptar como principio regulador la potencialización de las fortalezas y  definiciones urbanísticas existentes en las zonas y barrios  comprometidos dentro del área delimitada de la escala intermedia.   Pero muy contrariamente a las intensiones del mandato de la ley 388, se ha empezado a encontrar que la articulación y los mismos planes de gestión del suelo al interior de las piezas intermedias, producen lo que podría denominarse un “ruido blanco” que como en cualquier  proceso estocástico  se caracteriza por el hecho de que sus valores de medida se determinan en tiempos distintos y por tanto, no pueden guardar relación estadística, siendo proclive a arrojar valores de uso de suelo o necesidades por fuera de lo que realmente requiere la zona a intervenir,  porque los valores o las mediciones estadísticas no pueden mas que marcar dentro de sus distintos componentes la dicotomía de sus fracciones  de quien quiere forzar a clasificar o unir valores que por su naturaleza no son equiparables.

De esta manera como ha ocurrido en el caso especifico de Manizales, con el planteamiento de las PIP no se ha logrado otra cosa que forzar a la luz de las proyecciones y muy lejos de las encuestas, la definición  de normas que imponen escalas de uso, por fuera de las aspiraciones de sus habitantes, llegando incluso a la predicción de la pérdida del valor adquisitivo de los inmuebles. En este estado de cosas, la intervención de las escalas intermedias empiezan a convertirse, como ocurre con el caso de Manizales, en herramienta que fomenta la especulación del terreno.

El  planteamiento de equiparar cargas y beneficios, cuando las intensiones y condicionantes urbanas de sus distintos componentes son tan disimiles, hacen que la conjunción de estudios y diagnósticos, no sean nada más que simples estadísticas que serán aleatorias como ha sido el desarrollo de la estructura urbana de la Manizales de los años 1958 a 1975. Nada más que  en 17 años la estructura urbana de la zona oriental de la ciudad, y por fuera del llamado centro histórico, creció sin pretender articularse y mucho menos con la intensión de ser estructurante de un nuevo polo de desarrollo que tangencialmente se ha visto surgir en sus bordes, 35 años después de haberse consolidado como simples barrios.

El territorio  a la luz de las PIP se quiere hacer ver como una estructura habida de necesidades y  mas allá de solucionar problemas reales  como conectar la diversidad creada por los diversos  hitos urbanos, que son producto de la trashumancia de sus habitantes cada vez más dinámicos en sus necesidades urbanas y que a la luz de las nuevas normas, están quedando encerrados en sectores urbanos ya consolidados, sin las herramientas para crecer dentro de la estructura urbana ya consolidada, limitándose el crecimiento en altura y expulsando a los habitantes como en cualquier dictadura por fuera de sus limites.

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1 thought on “La planificación de escala intermedia o ¿La dictadura del territorio?

  1. La reflexión está interesante, sin embargo, pudo haber sido mucho más contundente si se hubiera apoyado en los documentos oficiales y otra bibliografía de soporte.

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