«Sobre arquitectos y abejas»

Luis Acebedo. Profesor Universidad Nacional de Colombia
El título de esta columna no es mío, lo escribió el geógrafo David Harvey en el año 2000, retomando, además, un texto de Marx en donde reflexionaba sobre la relación hombre-naturaleza. Al respecto, este último decía: “la abeja avergüenza con la construcción de sus celdillas a más de un arquitecto”. Los arquitectos inspiramos a muchas personas y disciplinas por la capacidad imaginativa que adquirimos para diseñar espacios, ordenarlos y establecer relaciones con el medio ambiente. Aunque hay que reconocerlo, la condición de nicho que tienen las abejas, les permite relaciones más armoniosas con la naturaleza, asunto que nuestra especie hasta ahora no ha podido lograr. O si no que lo digan los recientes efectos catastróficos de las fumigaciones sobre las abejas que, de paso, interrumpen los ciclos vitales de polinización, claves para garantizar la resiliencia y la sustentabilidad de todas las especies en el planeta, incluida, por supuesto, la humana.