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Agua, ¿la guerra o la paz del futuro?

Villamaría, Caldas, 12 de septiembre de 2025

Primer Encuentro metropolitano ambiental. Unidos por la vida y el futuro del Planeta. Teatro Municipal de Villamaría. 12 de septiembre de 2025

Sr. Jonier Alejandro Ramírez, Alcalde de Villamaría.

Sr. John Edison Osorio, Secretario de Planeación de Villamaría

Sr. Jorge Rodríguez, Funcionario de la Alcaldía de Manizales

Gracias por invitarme a este Primer Encuentro Metropolitano Ambiental 2025.

La convocatoria a este primer encuentro tiene dos componentes importantes: Uno, el proceso de metropolización de la sub-región centro-sur de Caldas, y dos, la cuestión ambiental en momentos de crisis ambiental y crisis civilizatoria.

Lo primero es que creo que la dirigencia política de Caldas cometió un gran error al inducir la división de la subregión centro-sur entre los cuatro municipios que hoy conforman el área metropolitana, y el municipio de Chinchiná, que con argumentos sólidos, defendió la inconveniencia de aplicar este instrumento en nuestro territorio.

Esta división artificial de carácter político-administrativo dividió la cuenca hidrográfica de rio Chinchiná, que es una sola, que es de todos. Y ahora el reto es cómo lograr un plan ambiental metropolitano sin el municipio de Chinchiná.

Se olvidaron que el espíritu de la ley orgánica de ordenamiento territorial no es seguir fracturando el territorio, sino todo lo contrario, unirlo cada vez más, en torno a los asuntos fundamentales y estratégicos del territorio y la región.

Y el principal hecho metropolitano de la subregión centro sur, independientemente de la división territorial espuria, es el agua. ¿De dónde vamos a sacar el agua? Esa es la pregunta estratégica que debería estar guiando el ordenamiento territorial en los municipios de Colombia, pero particularmente aquellos que comparten la cuenca del rio Chinchiná.

Unas realidades ambientales complejas

El panorama en la ecorregión cafetera y en Caldas es crítico. El glaciar de Santa Isabel desaparecerá en tres años. El Nevado del Ruiz solo conserva el 10% de su cobertura glaciar. Los páramos se transforman con el turismo. La cuenca del río Chinchiná está entre las 10 más contaminadas del país y sufre de estrés hídrico porque la explotación de este recurso es superior a sus capacidades de producción regeneración. Y en Caldas apenas tenemos un 5% del territorio en áreas protegidas y la subregión centro sur apenas cuenta con el 17% de su territorio, pero sin que se haya consolidado un corredor biológico continuo para garantizar la movilidad de las especies y su funcionamiento como un verdadero ecosistema.

Curiosamente, se han revivido las áreas de expansión urbana que el POT de manizales de 2017 había rechazado hacia el norte donde se encuentran los ecosistemas principales. Y persiste la idea de que proyectos como Tierra Viva se materialicen. No son pocos los esfuerzos por seguir extrayendo suelos de la reserva forestal central para urbanizaciones, explotación minero energética, entre otras actividades que degradan las limitadas reservas que tenemos disponibles.

Y por otro lado, hacia el sur, sobre el corredor vial de la troncal de occidente el Área Metropolitana de Manizales quiere triplicar la población con proyectos de habilitación de suelos y expansión urbana y suburbana, sin que esa dinámica necesariamente se corresponda con el crecimiento población que como ustedes saben sigue en línea descendente. Luego, es el mercado y no una necesidad de dar respuesta a un crecimiento demográfico, lo que jalona el interés por transformar suelo agrícola productivo -que tiene que ver con nuestra seguridad y soberanía alimentaria- en lotes urbanizables de carácter especulativo.

El premio ONU-Hábitat-Latam, lo veo mas como el espaldarazo de organismos internacionales para abrir una ventana de especulación urbana mucho más agresiva que la que actualmente se desarrolla. Con un agravante, que las plusvalías urbanas que podrían generarse por ese desarrollo, no llegarán a los municipios para obtener los recursos necesarios que permitan restaurar el equilibrio ecosistémico de la cuenca. Esos recursos se los seguirán apropiando los privados.

Los retos

El futuro del ordenamiento territorial debe girar en torno al agua. Necesitamos ampliar las áreas protegidas al menos hasta un 20% del territorio departamental. Y el Área Metropolitana tiene que planearse con el agua como prioridad. Chinchiná también debe entrar en esta conversación, mediante la figura de la asociación de municipios o cualquier otra que piense en conjunto, que favorezca la asociatividad y no la sumisión.

El reto es grande, pero no imposible. Si todos empujamos en la misma dirección, podremos construir un nuevo pacto social por Caldas: ambiental y territorialmente sostenible. Podríamos proponernos el fortalecimiento del sistema de ciudades de la subregión, pero esto no es lo mismo que urbanizar. Se requiere planear el territorio con todos los atributos que componen una ciudad. Pero sobre todo, si la urbanización no financia la restauración ecológica de la cuenca del rio Chinchiná, entonces, en muy poco tiempo, seremos un territorio inviable. Habremos consumido en menos de dos siglos de existencia todos los recursos disponibles que garantizan nuestra propia supervivencia como especie. Y recordemos que nuestros antepasados del mundo mesoamericano desaparecieron como sociedad luego de siete siglos de existencia, y una de las razones más potentes que explicarían ese fenómeno es que dichas sociedades agotaron los bosques, desecaron el agua. Y todo el progreso que los hacía invencibles se vino al piso. Eso mismo nos puede suceder a nosotros en la subregión Centro-Sur pero en menos de dos siglos. Estamos a tiempo para evitarlo.

Atte: Luis Fernando Acebedo Restrepo

Arquitecto, Magister y Doctor en Urbanismo

Profesor Titular de la Universidad Nacional de Colombia

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